domingo, noviembre 20, 2005



Cerca de casa, en una pequeña tienda, vendían botones. Estaban todos metidos en una caja separados en bolsas, así que compré la que mayor variedad de colores y formas tenía. Había decidido coserlos a mi ropa de forma desordenada, pero uno por cada vez que me pasase algo importante. El primero y último de ellos lo cosí al bolsillo de mi pantalón tres semanas después. La noche anterior, en algún lugar de la ciudad, había visto morir a un payaso.

4 comentarios:

  1. Anónimo2:25 p. m.

    Lo bueno es que los payasos van al cielo de los payasos. Que debe ser un infierno, por cierto.

    ResponderEliminar
  2. Anónimo12:09 a. m.

    Los payasos son el cielo...

    ResponderEliminar
  3. ¿Todos los payasos van al cielo? Que tontería, supongo que el de I.T. no. Yo coso botones a mi ropa cada vez que algo me emociona de verdad, y últimamente ya no se ve el tejido de mis camisetas. Será que me estoy volviendo muy sensible. Un abrazo

    P.D.- No te tengo miedo Maria! Manifiestate, que mis guardaespaladas me protegeran.JAJAJA

    ResponderEliminar
  4. Anónimo7:46 p. m.

    voy a manifestarme .... preparado?? ... jejejejeje.... va... en serio... que sólo fué por darle un poco de polémica a la página... mil gracias por la invitación de cumple (te llevaremos un regalo molón) ... y así nos conoceremos y me manisfetare de verdad.un beso!

    ResponderEliminar