lunes, septiembre 04, 2006


Porque el fin del mundo
puede estar en una cama.

Con las notas desenfocadas
de una nada
descolgándose de la pared.

Y de repente tu mirada,
y ya no importa
el tiempo transcurrido,
ni las canciones de fondo,
ni la luz que cierra tus ojos.

Ahora huelo tu cuello
y encuentro girasoles en él.

Con nuestros zapatos
en un rincón de la habitación.

Y cientos de días a asesinar,
guardados entre pilas de libros.

2 comentarios:

  1. Anónimo1:51 a. m.

    siempre es una mirada...lo detiene todo. ya nada importa, porque deja de ser después de una mirada.
    los días, que esperen. entre libros o guardados en un cajon, bajo llave por si se les ocurre escapar.

    no sé qué más. (cuanto acento seguido!)


    besos

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  2. Anónimo8:07 p. m.

    De lo mejor que he leído tuyo. Sencillez sincera. Directa. Quizás entiendo: las sensaciones. Todo parece más fácil y bonito. Quizás me pilla más cerca. Pero es de lo mejor que he leído a falta de dedicarte más tiempo -que nunca lo tuve del todo-.

    Saludos.

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