Te miraba de reojo mientras comías palomitas bañadas en sangre, palomitas que dejaban en tu boca el rastro de quien devora compulsivamente. Ahora intentaré levantarme y pedir que paren la película, dirigirme a ti e invitarte a bailar. Y que suene un vals que te devuelva la vida.
sábado, octubre 01, 2005
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