martes, octubre 04, 2005


Cuando llovía salíamos a jugar en los charcos. Hacíamos barcos de papel y esperábamos a ver cual era el primero en hundirse. Entonces un día desapareciste delante mía. Habías intentado recuperar tu barquita y al pisar el charco tu hundiste hasta quedar totalmente sumergida. Yo intenté agarrarte de la mano pero cuando llegué solamente podía ver la tierra a través del agua. Me senté en la acera a esperar, pensaba que en cualquier momento aparecerías y continuaríamos jugando. Esa misma tarde salió el sol. A eso de las siete y media el charco entero se había evaporado. Tu barco de papel seguía allí, arrugado y medio desecho aunque ahora seco. Cuando entré de nuevo en casa me quedé mirando por la ventana. Hay días que me levanto y me parece ver un charco de agua que llega hasta tu cama.

2 comentarios:

Mathieu Saladin dijo...

Vaya, se me ha vuelto a adelantar este usuario anónimo tuyo que te deja comentarios tan interesantes (ya sabes MAKE MONEY NOW) Cada día me sorprendes más Das, de verdad, no había conocido a nadie con tanta imaginación y buen gusto para plasmar sueños como tú. Este último me ha llegado dentro porque por si no lo sabes, yo todavía me levanto con charcos bajo mis pies. Un abrazo

Anónimo dijo...

Pues mejor no verte los pies,Hugo,que ya los tendras arrugados como pasas...jeje. Genial,Das.