jueves, octubre 27, 2005


Preparé una pequeña mochila con todo lo necesario, até el saco de dormir y salí de casa. Llegué a la entrada del bosque y me senté a esperar a que empezase a oscurecer. Entonces apareció, como cada noche, separada del resto lucía tan intensa como siempre. Me había propuesto seguirla, ir en su busca. En algún momento se tendría que poder ver de cerca, aunque fuera desde las montañas que distinguía en el horizonte. Y eché a andar, sin mapa, sin brújula, únicamente sabiendo que aquella estrella era mi objetivo. Y por el día descansaba, ya que el cielo azul no me permitía distinguirla.

1 comentario:

Mathieu Saladin dijo...

Definitivamente hoy voy a salir en triciclo a recorrer el mundo persiguiendo una estrella, lo que pasa es que no se que llevar en la mochila porque ya nada me parece tan importante como para llevarmelo conmigo. Será que hay tantas nubes en el cielo que no me dejan ver el camino. Un abrazo con fondo de yann tiersen