domingo, febrero 12, 2006


Sentado en su cocina, en una silla, tacha del calendario el número correspondiente al día de ayer. Desde hace dos años, cuando su mujer murió a causa de una enfermedad, tacha todos los días que no la ve. Y tiene la ilusión de poder dejar algún día sin un trazo rojo encima. Porque aunque sabe que es casi imposible, esta seguro que un día de estos la distinguirá caminando por la calle, o en un cruce de ojos en algún semáforo, o tal vez se le presente en sueños para preguntarle que tal está. Y entonces ese día no tendrá que tacharlo del calendario.

3 comentarios:

Cvalda dijo...

Quizás ella,este donde este,también tacha los días en un calendario...por los días que él se ha acordado de ella.

Un día menos en el olvido,un día más en el recuerdo.

Anónimo dijo...

Como puedes convertir algo tan triste, en algo tan bello??






Amanda

Anónimo dijo...

has leído la ignorancia de milan kundera? una de las historias se basa en tu relato y en como sobrellevar la ausencia de tu mitad...