lunes, abril 10, 2006


El agua no llegó a todas las habitaciones.
En algunos rincones, como muestra de lo ocurrido
se apilaron nuestras palabras ahora en silencio.

Era fácil caminar
sintiendo como que se clavaban en los pies,
y al llegar a la puerta notar el calor
que desprendía la montaña de libros ardiendo.

La música no dejaba de sonar,
siempre la misma voz
recordándonos de forma enfermiza
que tus pupilas dejaban entrever un beso.

Y los perros en la puerta pidiendo comida,
con el hocico sucio de barro
y uno de los ojos cegado por el sol.

Te permití escapar,
para notar como caías delante de mi,
con sus brazos asfixiando tu cuerpo,
con su mirada atando mis muñecas a la espalda.

3 comentarios:

Cvalda dijo...

En silencio queda lo nunca pronunciado pero que se dijo a gritos. En silencio queda el dolor de lo que se quiso pero que nunca pudo ser.Y en silecio quedará para siempre, porque no todo el mundo quiere conocer unas palabras que hieren más que las propias armas.

Anónimo dijo...

ultimamente estas más místico que jodorowsky...

Anónimo dijo...

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