lunes, septiembre 04, 2006


Porque el fin del mundo
puede estar en una cama.

Con las notas desenfocadas
de una nada
descolgándose de la pared.

Y de repente tu mirada,
y ya no importa
el tiempo transcurrido,
ni las canciones de fondo,
ni la luz que cierra tus ojos.

Ahora huelo tu cuello
y encuentro girasoles en él.

Con nuestros zapatos
en un rincón de la habitación.

Y cientos de días a asesinar,
guardados entre pilas de libros.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

siempre es una mirada...lo detiene todo. ya nada importa, porque deja de ser después de una mirada.
los días, que esperen. entre libros o guardados en un cajon, bajo llave por si se les ocurre escapar.

no sé qué más. (cuanto acento seguido!)


besos

Anónimo dijo...

De lo mejor que he leído tuyo. Sencillez sincera. Directa. Quizás entiendo: las sensaciones. Todo parece más fácil y bonito. Quizás me pilla más cerca. Pero es de lo mejor que he leído a falta de dedicarte más tiempo -que nunca lo tuve del todo-.

Saludos.