lunes, agosto 31, 2009
Un poema de Karmelo Iribarren
UNA MAÑANA DE INVIERNO
Apenas tengo recuerdos
con mi padre,
pero hay uno que perdura:
es una mañana de invierno,
me lleva sobre los hombros,
entramos en el bar
del barrio
y me deja en el suelo,
tambaleándome aún.
Y allí,
en aquel pequeño reino
de huesos de aceitunas
servilletas y rodajas
de limón,
a pocos metros,
entre los pies de un gigantón
con sombrero
y gabardina,
la veo
-y cómo brilla-
mi primera chapa de KAS.
Karmelo C. Iribarren. La ciudad. Editorial Renacimiento. 2002.
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5 comentarios:
Joer, que recuerdos, yo también, de peke frecuentaba esos bares con cabezas de gambas, palillos, huesos de aceitunas, y demás.
Y eran un encanto, de veras, los echo de menos.
Chico, chapas!!
Qué lindo juguete, de los mejores que recuerdo, las chapas y los cromos.
Muy bonito poema. O mejor, el poema, un encanto.
Alejandro Rios Zamacona, estupendos pensamientos, enhorabuena!.
Karmelo Iribarren, uno de mis poetas favoritos.
Un placer releer uno de sus poemas.
Y felicidades Javier, por tu nuevo libro publicsdo. Estoy deseando conseguirlo.
Un beso. Soco
Kas! que poco me gustaba! En mi casa eramos de la Mirinda!
Y bueno tio, que tal andas? Yo aqui de vuelta al mundo digital actualizando el Ironico. Ahora agrego tu blog a mi lista de blogs a visitas, que la última vez no lo hice y ya nos vamos leyendo.
Un abrazo!
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