Mientras miraba por la ranura que dejaba tu puerta, vigilaba que nadie viniese por el pasillo. Aquella noche me sorprendí al verte llorar. Metida en la cama, tenías los ojos empapados en lágrimas. Con un nudo en el estomago me fui a mi habitación. Justo cuando cerré la puerta detrás mía, oí uno de tus sollozos a través de la pared.
viernes, septiembre 16, 2005
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