Tengo tres billetes de cinco
en mi mano derecha.
Y un poema a medio escribir.
Tengo la mente en blanco
y los bolsillos
demasiado vacíos.
Y hace horas
que el desierto
se tragó mi cama
Todo esto debería
ser suficiente
para hacerme
reflexionar.
Pero aún
creo que queda
demasiado camino
por escribir.
Para luego decirte
que sigo aquí,
que puedes contar conmigo
si no me ahogo
al llegar a tu casa.
Ha amanecido
sin cielo,
con una lluvia
de pájaros muertos
en cada rincón.
Y tres billetes de cinco
no cambiarán nada,
no harán correr el tiempo
más despacio.
Pero al menos,
por ahora,
me mantienen ocupado.
Me permiten alargar
los minutos
que tardo
en cerrar mi boca.
Los minutos
que me faltan
para dar por terminado
el día.