Puedes prometer
que nunca escribirás
sobre amor.
Puedes decir
que tú vas a escribir
sobre otros temas,
que no serás
como otros
tantos poetas.
Pero no es fácil
mantener tu promesa
cuando sabes que a tu lado
duerme
aquella persona
por la que podrías hacerlo todo,
por la que
podrías asesinar
si llega el momento.
Cuando se te escapa
un poco de vida en cada beso,
cuando el simple pensamiento
de perderla
te provoca un latigazo tan fuerte
en la espalda
que crees partirte en dos.
Cuando te han dado la vida
sin pedir
nada a cambio,
cuando da igual
el lugar, lo que hacer
mientras te despiertes
cada mañana a su lado.
Cuando puedes acariciar
de forma tan pura
la felicidad
que te quema.
Entonces,
en ese momento,
te dará igual
tu promesa.
Porque
el resto de las cosas
no podrán ser sin ella,
porque
el resto de las cosas
son ella,
porque
tú mismo eres
porque ella existe.
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