lunes, septiembre 10, 2007


Eran otros tiempos.

Mi padre nunca
estudió una carrera,
y aún así
fue director
de una gran compañía aérea
durante 29 años.

Vivió en Londres
y en París.

En el primero
trabajó en un hotel,
y cuando las del servicio de limpieza
estaban en las habitaciones,
él entraba
y cerraba la puerta
tras de si.

En París
pasó hambre,
mucha hambre,
con una onza de chocolate
al día
y un trozo de pan.
Ahí fue
donde se quedó calvo.

La dueña de un bar,
que era española,
le contrató unos días.

“Ayúdeme
o me muero de hambre”

Eran otros tiempos.

Ahora,
todo el mundo viaja
y aprende idiomas.
Y si entras en un bar
pidiendo ayuda,
probablemente acabes
en la calle,
muriéndote de hambre,
de frío,
y de soledad.

3 comentarios:

Cvalda dijo...

Ahora somos demasiado internacionales...y somos demasiados.

El Bebé dijo...

Prfff...Y todo el mundo espera que te busques la vida...A veces parece que ya no se estila eso de ayudar ni de tener en cuenta a los demás. Ahora cada uno va a su bola y si el vecino está mal, "que se joda! algo habrá hecho para estar así". Me revienta.

(Igual no es así, pero es la visión que tengo esta noche, que estoy cabreada con el mundo...).

Anónimo dijo...

Los tiempos cambian y nos volvemos más individualistas y utilitarios.

Salu2